En este comentario entramos en un tema muy controvertido pues por ser algo que preocupa a la inmensa mayoría del público se ha utilizado de forma indiscriminada como herramienta comercial en muchos casos y, ha sido criticado por otra parte, indiscriminadamente también por los detractores. También somos conscientes de las aparentes contradicciones que se dan incluso en el contexto científico; por ello y con toda nuestra prudencia trataremos de ofrecer recursos al profesional.
¿Cómo vincular la electroestimulación muscular y la pérdida de grasa? Pues, en definitiva, tenemos tres vías:
1. Aumento de la irrigación sanguínea en las zonas de acúmulo graso.
¡Ojo!, esto no quiere decir pérdida de grasa localizada; pero si podemos ayudar/facilitar al consumo de grasa de las zonas como abdomen y/o caderas. Un electroestimulador muscular programado a una frecuencia de 8 Hz es capaz de multiplicar el flujo sanguíneo en el área estimulada y considerando que las zonas de “reserva” son las zonas en las que precisamente la irrigación sanguínea es mínima y que las zonas en las que se pierde mucha grasa son zonas súper vascularizadas (como por ejemplo la cara y los senos), parece ser que podemos alterar esta “resistencia” a movilizar tejido graso de estas zonas de conflicto. El cuerpo consume grasa de forma general pero no uniforme, existiendo una relación directa en qué medida algunas zonas están vascularizadas y la facilidad para consumir grasa de dichas áreas. La electroestimulación jugará un papel de ayuda o facilitación, pero por supuesto, acompañado de entrenamiento voluntario que es el que demanda energía (trabajo aeróbico de entre el 55 al 60% de frecuencia cardíaca máxima, es decir, suave).
2. Mayor exigencia en el trabajo aeróbico.
Entre los 15 hasta los 30 Hz (adaptar según nivel de entrenamiento), se estimula de forma preferente la fibra lenta. Al simultanear el trabajo aeróbico con electroestimulación muscular se aumenta en cantidad y tiempo el número de fibras musculares reclutadas. De este modo se aumenta, por tanto, el gasto calórico.
3. Aumento de la tasa basal post-esfuerzo.
Este caso aconsejamos aplicarlo únicamente en sujetos muy experimentados con electroestimulación muscular. El daño muscular que puede llegar a producirse es muy elevado por ello requiere de gran individualización y progresión de las cargas. En este caso se aplican entrenamientos que reclutan fibras rápidas con frecuencias por encima de los 50 Hz. Normalmente este sistema se simultánea con entrenamientos interválicos de alta intensidad (HIIT). El propósito de la EMS en este caso es aumentar el reclutamiento motor y generar una excitación neuromuscular que traerá consigo una mayor activación del metabolismo basal post-esfuerzo, y con ello, un aumento considerable en el consumo calórico.
DEA Ciencias del Deporte
Preparador Físico – Col. 12.739
Fisioterapeuta – Col. 3.319
Especialista Myox en Electroestimulación Muscular